martes, 13 de noviembre de 2007

Artículo Lucia Moscoso

LA RUTA ESCONDIDA

Las parroquias suburbanas de Perucho, Puéllaro, San José de Minas, Atahualpa y Chavezpamba, corresponden a la zona norcentral del Distrito Metropolitano de Quito. Están ubicadas en la gran cuenca hidrográfica del Guayllabamba, tienen diversidad de pisos ecológicos, abundantes aguas termales y minerales además de un importante patrimonio cultural que les permite ofrecer una excelente alternativa para el turismo.

El Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural, FONSAL, dentro de su programa de rehabilitación de parroquias suburbanas, intervino en la restauración del Santuario de Minas e Iglesias de Perucho y Puéllaro, así también en las plazas y casas de su entorno. Esta exposición es una breve síntesis de la investigación histórica que se realizara, en el año 2005, sobre esta región tan acertadamente denominada “La Ruta Escondida”.


Elevaciones msnm.
Cajas (Nudo de Mojanda) 3990
Yanaurcu 4264
Colangal 4100
Fuya Fuya 4259

Parroquias Habitantes Parroquialización msnm Superficie Temperatura
promedio
Perucho 756 1546 1817 9,73 km2 18 20 grados C
Puéllaro 5.693 1861 2063 67.65 km2 17 grados C
San José de Minas 7.511 1870 2480 169.67 Km2 16 grados C
Atahualpa 1.865 1894 2248 71 km2 15 grados C
Chávezpamba 864 1942 2192 12.28 km2 16 grados C
Total: 16.689
Fuente: Francisco Terán, Orografía e Hidrografía de la Hoya del Guayllabamba, IPGH, 1962. / INEC, 2001 / Planes parroquiales HCPP año 2000-2001.


Etnohistoria
En el período prehispánico, los pueblos de indios asentados en la “Ruta Escondida”, pertenecieron a la llamada Cultura Cara, se considera que el origen es cayapa-colorado, llegaron desde Esmeraldas y Santo Domingo de los Colorados, remontaron el curso del Guayllabamba hasta la desembocadura del río Intag en Imbabura y se mezclaron con otros grupos étnicos. Ocuparon la zona entre el río Guayllabamba por el sur y el río Chota por el norte, los límites Este-Oeste pudieron ser la Cordillera Oriental y el río Intag.

Los pucarás y especialmente las tolas, incluyendo las de forma piramidal, son característicos en la arqueología de la región Cara. La Ruta Escondida, cuenta con decenas de estos testimonios arqueológicos. Estos montículos de tierra exigieron un trabajo que debió realizarse mediante formas de organización con cierta complejidad.

Todos estos pueblos se unieron para enfrentar la invasión Inca, formaron la confederación de cacicazgos de la sierra norte agrupando a los Otavalos, Carangues y Cayambes en los que estaba incluida la población de Perucho, demostrando que las fronteras no fueron geográficas sino étnicas.

La colonia
A inicios del período colonial los pueblos de la Ruta Escondida formaron parte del Corregimiento de Otavalo y al finalizar el siglo XVI pasaron admistrativamente a la Jurisdicción de Quito, Perucho fue doctrina de los franciscanos, las demás parroquias se formaron luego de instaurada la República.

La administración española impuso el sistema de las encomiendas, consistió en otorgar a los conquistadores, un número de familias indígenas con sus propios caciques. El encomendero se obligaba a protegerlos y cuidar de su instrucción religiosa con los auxilios del cura doctrinero, a cambio, adquiría el derecho de exigirles servicios personales y el pago de los tributos. Fueron los caciques y gobernadores de indios del período colonial los que estuvieron a cargo de recoger el tributo y organizar el trabajo y indígena por medio de la mita.

Caciques de Perucho y anexo Puéllaro
Año Cacique
1630 Juan Pillajo Cacique Principal
1630 Rodrigo Pincango Indio regidor
1630 Joan Tucunbango Fiscal de la Iglesia
1673-1675 Gregorio Erazo, Miguel Erazo
Lorenzo Cholán Puento (Parcialidad Abangues)
1686 Ignacio Alobuela Gobernador de Perucho
Miguel Erazo Cacique Principal
1696-1707 Juan de Mendosa
Ventura Muchacho
1705 Juan de la Parra cacique principal de Perucho y Puéllaro
1705 Mateo Fernández Chiquisaca Gobernador del valle de Perucho y sus anejos
1711-1713 Lucas Mendosa, Ventura Muchacho (Parcialidad Abangues)
1721 Ventura Muchacho
Ventura Alobuela
1654 Antonio Caguascango Gobernador de indios
1673 Antonio de Mendoza
1696-1707
1705-1721 Luis Guisas
Juan de la Parra
Fuentes: Archivo Nacional-Quito, Series: Indígenas y Fondo Especial.

Desde 1535 se iniciaron las concesiones de tierras a españoles, este primer reparto dio origen al latifundio que se consolidó, con los criollos herederos, en los siglos XVII y XVIII Tenemos noticia que los parientes de Atahualpa disfrutaron de rentas derivadas de tierras, Francisco Atahualpa y Carlos Atahualpa, nieto del último Inca, disponían de propiedades en Puéllaro y Perucho.

Para el Siglo XVII los Jesuitas son propietarios de varias haciendas en Perucho: Conrogal, Irubí y Pinguilla, todas destinadas a sembríos de cana de azúcar, las mismas que fueron rematadas después de la expulsión a los jesuitas ordenada por el rey Carlos III en 1767.

Los valles calientes e irrigables resultaron perfectos para el cultivo de caña, para la fabricación de mieles, panelas y aguardiente, las haciendas de la Ruta Escondida en su mayoría se dedicaron a este tipo de producción. Los hacendados a veces enfrentaron plagas que dañaban los sembríos y escasez de mano de obra indígena que huía del paludismo, sin embargo fue el principal abastecedor de aguardiente para Quito.

En 1588, a los dueños de ingenios de azúcar, ubicados en los valles cálidos se les dio un plazo de 4 años para sustituir a los trabajadores indígenas con esclavos, como única manera de conservar la salud de los indios. No tenemos un número exacto de esclavos en las haciendas cañeras de la Ruta Escondida, pero los hacendados contaron con esa fuerza de trabajo hasta la abolición de la esclavitud en 1854.

El Cabildo reunido el 10 de enero de 1744, analizó el problema de la falta de azúcar, la causa fue que los trapiches únicamente fabricaban aguardiente. Tres razones había en Quito para que nunca pueda faltar su uso: 1) la cantidad de pulperías que lo ofrecían con precio más barato que el vino, 2) la existencia de las haciendas de caña cercanas a Quito. 3) La caña demoraba tres años en madurar para la producción de miel, mientras el corte para aguardiente se hacía cada dos años. Recordemos que luego de estableccer el estanco de aguardiente, en 1765, el pueblo de Quito se sublevó contra la imposición que afectó a productores y pueblo consumidor.

Los contrabandistas introducían a la ciudad el aguardiente comprado en los trapiches de Perucho, para contrarrestar estas acciones, los guardias eran colocados en las entradas de San Blas, Orinillos, Guangacalle, Santa Prisca, Alameda y en los conventos y casas donde se sospechaba era guardado e incluso destilado. A medida que se abandonaba la siembra de caña, se cultivó el aromático anís; las frutas, (chirimoyas, aguacates, mandarinas, limones, lima, naranja) también camote, fréjol, maíz y col.

Haciendas cañeras de la Ruta Escondida
Ilí Quitsaya
Alchipichí Guatus
Puéllaro y Chibiga Niebli
Conrogal Pigantag
Charla Minas
Alanse Pirca
Tintal Cala
Alobuela Archibuela
Fuente: ANQ/ Serie Estancos, C. 13, exp. 6, 28-VI-1784

Atualmente varios pobladores de la zona, especialmente en Minas, mantienen cultivos de caña y pequeños trapiches caseros. Exclusivamente la Hacienda La Calera siembra en 20 hectáreas la caña para fabricación de aguardiente.

Hacia la Ruta Escondida
Tres fueron los caminos principales que conectaban a los pueblos de la Ruta Escondida con Quito y Otavalo, todos salían desde San Antonio de Pomasqui. Uno de ellos pasaba por la hacienda Tanlagua de los Jesuitas, inmediatamente cruzaba el puente llamado “Barranco” para salir a Perucho y luego a Mojanda para pasar a Otavalo.

La antigüedad de este camino se prueba en los testimonios de indígenas principales: Juan de la Parra, Cacique principal de los pueblos de Perucho y Puéllaro exponía que “(…) el puente del Camino Real que hace desde el pueblo de Perucho hasta esta ciudad, y estando en actual posesión desde tiempo de la gentilidad a donde todo el común trajinaba (…).” Mateo Fernández Chiquisaca gobernador del valle de Perucho y sus anejos, señalaba ”(...) teniendo este camino antiguo por las tierras de los padres de la Compañía por donde (...) conducían sus frutos a esta ciudad costumbre desde tiempo inmemorial (…)” Podemos recorrer el “Camino Real”, atravesar el puente de Perucho, de estructura metálica que fue inaugurado por Velasco Ibarra, el Alcalde y el Arzobispo, en 1953.

El otro camino pasaba por Cuchiuco, cerca de la hacienda Alchipichí, cruzaba un puente y salía a Puéllaro, pero los intentos de dar vida a este sendero fueron inútiles por la crecida del río y los derrumbes. Severo Gómez Jurado , indica que durante el Gobierno de Gabriel García Moreno, Quito se unió a Ibarra, con un camino de 100 km. que salía de San Antonio a Guayllabamba, desde el sitio entre Catequilla y Huashauco, atravesaba la población de Malchinguí y subía a Mojanda para salir a Otavalo. Solo hasta 1984 el Ministerio de Obras Públicas y el Consejo Provincial de Pichincha construyeron la carretera Pisque-Puéllaro.

El famoso batallón Perucho
Después de las guerras por la independencia los batallones conformados por soldados ecuatorianos, colombianos y venezolanos quedaron en penosa situación. Estas columnas armadas, descontentas y hambrientas, se sublevaban constantemente. El batallón Vargas, por ejemplo, acantonado en la plaza de la ciudad de Riobamba, retornó a Quito, una vez en la ciudad se sublevó y emprendió su viaje hacia Pasto. El General Whitle los persiguió, como respuesta fue fusilado y su cadáver arrojado al río Guayllabamba. Inmediatamente, el Presidente Flores ordenó a Otamendi la persecución a los insurrectos. Algunos fueron fusilados, otros huyeron a Perucho refugiándose en las haciendas de opositores al gobierno. Estos excombatientes de la independencia, que participaron activamente en las revueltas contra Flores, formaron en 1832 el “Batallón Perucho” apodado por los quiteños como “Batallón Garrote”.

Desde 1833 a 1845 se desplegaron incursiones para acabarlos, pero el Batallón llegó incluso a participar en la Batalla de Miñarica (1835). Regresaron derrotados, pero retomaron sus ejercicios militares, que los hacían en Cochapamba (Plaza de la Marcha) ubicada en Alance teritorio de la actual parroquia de Minas, espacio símbolo para los pobladores, un documento de 1847, dice: “... memorable Cochapamba donde se dio el primer grito de libertad después del 6 de marzo” -se refiere a la Revolución Marcista-.

Robledo, viejo militar partidario de Urbina, encabezó por algunos años al Batallón. Urbina en agradecimiento visitó la zona donde soldados, esclavos negros e indios lo agasajaron en Cochapamba. Más tarde Garcia Moreno incorporó al ejército a los que voluntariamente se ofrecñian a ser parte de sus filas.

Parroquia San Miguel de Perucho.
El Perucho colonial comprendía los territorios de las parroquias Minas, Atahualpa, Chavezpamba y Puéllaro, su jurisdicción civil se extendía hasta el río Cala, por el occidente, y por el oeste hasta Malchinguí. A mediados del siglo XIX se produjo un decenso poblacional como consecuencia de varios acontecimientos: despojo de tierras y aguas que los hacendados hacían a los indígenas, a los terremotos de 1859 y el de Ibarra de 1868, este último dejó a Perucho en la ruina, las aguas estancadas atrajeron la peste del paludismo, solamente su iglesia volvió a levantarse con la misma madera de su inicial contrucción.

Surgen entonces iniciativas, apoyadas de párrocos y hacendados, para conformar las nuevas parroquias deslindándose de Perucho, incluso solicitaron al Arzobispo Federico González Suárez eleve a Atahualpa como parroquia eclesiástica y sugirieron que Perucho se convierta en anejo, la respuesta a este petitorio decía:

“Perucho es parroquia antiquísima, es reliquia histórica. El cacique Muenango de Alance, era jefe de la confederación de tribus de todo lo que se llamó doctrina franciscana de Perucho y como jefe de esa confederación fue aliado del gran curaca de Añaquito (...) el cacique de Perucho peleó aún en Mocha contra Huaynacapac (...) Perucho es parroquia madre de Malchinguí, Puéllaro, San José de Minas y Atahualpa, muy feo está que la última hija mate a la madre. No he de ser yo quien mate a Perucho”.

En 1909, Perucho tenía los caseríos de: Chavezpamba, Yumbuco, Ambuela, Charla, Tintal, Alobuela y Pilgarán. Una iglesia, una capilla, una plaza, una plazuela, una cárcel y tres escuelas con 160 alumnos. Hoy, la parroquia más antigua de la Ruta Escondida, muestra la historia de un pueblo que venció todas las adversidades. Entre sus mejores atractivos están, la Iglesia colonial, los huertos frutales, el bosque tropical seco de San Ramón, el camino antiguo San Antonio-Perucho y una deliciosa comida típica en base a camote.

Parroquia San Pedro de Puéllaro
Puéllaro fue anejo de Perucho hasta su paroquialización en 1861, su historia prehispánica y colonial es similar. Las Quilago, propietarias de tierras en Puéllaro, fueron mujeres con mando y son prueba del pasado preinca de la ruta escondida.


El río Alchipichí proporciona agua a sus parcelas donde los viejos cañaverales fueron reemplazados por frutales. En el curso bajo del este río se encuentra la quebrada Santa Martha, con cavernas ocupadas por las aves nocturnas llamadas “Tayos”. Metros más abajo de ellas las evidencias del camino que conducía a Quito, un poblador comentaba “…al cruzarlo en la madrugada los pasajeros se asustaban al oír el espectacular graznido de estas aves”.

Para inicios del siglo XX, Puéllaro tiene iglesia, dos escuelas y oficina telegráfica; aguas de sal de Glauber (sulfato de sodio), aguas de Siguayco (para el mal de ojos); minas de piedra pómez, alumbre, mercurio, cal y ocre. En la expladada está el “Chorro” o “Cachuco”, aguas calientes ricas en minerales, muy conocidas como curativas.

El Padre José Manuel Rodríguez, es el personaje más importante, reconstruyó la iglesia antigua, fundó la hermandad funeraria “San Vicente de Ferrer”, experimentó en 1872 el cultivo de gusanos de seda contratando tinturadores y tejedores de Cotacahi.

La iglesia vieja, hoy convertida en un centro cultural, está construida sobre una tola arqueológica y la iglesia vueva (1931) tiene la huella del Padre Bruning. En semana Santa organizan la feria agrícola y artesanal muchos visitantes llegan a los famosos remates de fruta.

Es una parroquia de leyendas y tradiciones: en la celebración del 2 de noviembre los pobladores visitan el cementerio en la noche, cientos de velas encendidas son colocadas en los nichos de sus difuntos. Cerca de la loma de Chiviga, está la “piedra yumba” tiene forma de mujer, dicen que una yumba escapó sin querer enfrentar a los incas, en castigo está convertida en piedra, los jóvenes lanzan guijarros, si aciertan en su frente puede desencantarse.


Parroquia San José de Minas.
Su nombre prehispánico fue Quitsaya, deslindada de Perucho, se convierte en parroquia desde 1870. La idea de formar un pueblo nuevo fue iniciativa del sacerdote José Calvache, que propuso a José Narvéz, propietario de la hacienda de Minas, la venta de sus tierras para fundar la nueva población. El nombre de Minas, según Coba Robalino, se debe a las minas que posee, minas de plata, oro y cal. Según él los negros lavaban oro en bateas en el arroyo Ambubiro.

En 1909 la Guía Comercial y Agrícola, describe a Minas como un pueblo bien conformado, con dos anejos: Ascilla y Alance, una población de 5000 habitantes, fuentes de agua termal, minas de cal, sies escuelas, una Iglesia, dos capillas, una plaza grande y una plazuela. La Parroquia progresó rápidamente, en las primeras décdas del siglo XX, una comisión municipal , informaba que Minas era la más populosa parroquia de la región, donde no existía una sola parcela sin cultivar, desde productos de los páramos hasta los de clima tropical.

El primer templo fue construido por el Padre Juan José Semanate. Los planos para la segunda y actual Iglesia, los realizó el P. Bruning en 1937 y fue conluida en 1962 gracias a donaciones de materiales y mingas permanentes. En 1986, el templo fue declarado Santuario Diocesano de Nuestra señora de la Caridad.

Las historia prehispánica está presente en Alance, a pocos minutos de la plaza central, encontramos las evidencias arqueológicas de tolas y una gran pirámide con rampa. Minas cuenta con aguas termales medicinales, en la Cocha, Cariaco y Hacienda La Calera. El monte Ninanburo es un impresionante mirador.

Celebra algunas fiestas en el año pero la más importante es el 24 de septiembre en honor a la Virgen de la Caridad, varios días de actividades: actos litúrgicos, fiesta del chagra, bandas de música, carros alegóricos, comparsas, corrida de toros y pelea de gallos.

A la Virgen se le atribuyen muchos milagros, entre ellos, haber librado a Minas de una plaga de escarabajos, llamados aguaceros, que atacaban los cultivos de maíz. En gratitud pusieron en el pecho de la Virgen, una pequeña mazorca de maiz, dije de oro y plata recordatorio del milagro. También se le atribuye haberles librado de una plaga de ratas que invadió el pueblo, en agradecimiento una rata de plata está colocada en su escultura.

La leyenda más conocida es la de “Las brujas Arias”, tres hermanas: Pacífica, Quiteria e Isabel Arias que vivían en minas. Los moradores fueron seducidos por sus creencias participando activamente en rituales realizados en altares bajo los árboles de aguacate, ubicados en Alance. En el clímax de la reunión, las brujas concedían favores y solucionaban problemas, a cambio de dinero, joyas o productos agrícolas. A fines de 1864 un ermitaño que vivía en la cima del cerro Ninamburo, se unió a las brujas en sus ritos y aprovechó para robarles. Se dice que las Arias desaparecieron después de la quema de aguacatales en Alance.

Parroquia de Atahualpa
Originalmente se llamó habaspamba que significa “planicie de habas”, está atravesada por el río Piganta que nace de la laguna Grande de Mojanda. En 1870, el propietario de Habaspamba, propuso al párroco hacer un nuevo pueblo, cediendo terreno para la plaza, iglesia, calles y cementerio. El 1 de agosto de 1894, se elevó a parroquia separándose de Perucho. En principio tuvieron un pequeño adoratorio hasta 1905 que decidieron levantar su propio el templo, con el asesoramiento del P. Bruning.

Aproximadamente para 1950, incorporó a la agricultura, otras actividades económicas, una de ellas fue, el tejido de sombreros de paja toquilla. Comerciantes de Tabacundo entregaban la materia prima, las familias tejían y luego se retiraba el producto. Inclusive se instaló, en la hacienda Picalquí, un taller que exportaba el producto a los Estados Unidos. Otra actividad fue la carpintería, las maderas de los bosques de Atahualpa así lo permitieron, las puertas y ventanas elaboradas se comercializaban en Quito. Actualmente la población se dedican a la agricultura, ganadería, apicultura, cunicultura y psicultura.

Tiene un cementerio muy particular que a la vez es un excelente mirador.Sus aguas termales están ubicadas a orillas del río Cubi. De su parroquia procede la famosa la banda de Atahualpa conformada en 1925. La principal devoción es a la Virgen del Quinche, imagen pintada en una pequeña piedra, encontrada en 1883 por un indígena.

En Athaulpa podemos admirar una varieda de juegos tradicionales: la Guaraca, Tandacuchí, Cipriano, la cinta de oro, la candela, el pepino retazo, las tortas que se apuestan con perinola, el churo, el plancho, los tillos, el trompo, los cushpes, el pumpuñete, el zumbamico, la pelota de cerda y la pelea de Gallos.

En el barrio Las Tolas, a pocas cuadras de la Iglesia, se observa varias tolas arqueológicas y una hondonada un tanto pantanosa, con piedras de gran tamaño dispersas en el terreno, lugar llamado “Mashay”, la tadición dice que fue lugar sagrado porque vivía un brujo y laguna donde se bañaba el Inca.

Los bandoleros de Mojanda: Los Pucho Remache y El Bandolero Frias, constituyen un recuerdo histórico mencionado por muchos pobladores. Los Pucho Remache eran delincuentes comunes, mientras que Frias fue un “Bandolero Social.” El escritor Gustavo Alfredo Jácome, escribió sobre los Pucho-Remache, como propietarios de un tambo en Mojanda, utilizado para robar a los caminantes. Incluso se dice que Simón Bolívar pernoctó alguna vez en ese tambo. Segundo Jaramillo, en su monografía sobre la parroquia de Atahualpa, describe las hazañas de Frias y asaltos de los Remaches. Dice que García Moreno logró capturar a Frias en Imbabura mientras cuando huía y fusilar a los Remaches en la plaza de Otavalo.

Parroquia San Miguel de Chavezpamba
Fue parte de Perucho hasta 1942, es la parroquia más joven de la Ruta Escondida, pero
también famosa por la longevidad, es natural ver ancianos de hasta 100 años de edad.

En 1908, el hacendado de Alobuela y Piganta, Manuel Freile Donoso, vendió algunas
hectáreas para la conformación del pueblo. La población estuvo asentada alrededor de la
hacienda Ambuela, para entonces continuaba siendo un cacerío de Perucho. La primera
iglesia de adobe y carrizo, perteneció a la hacienda, la iglesia actual concluyó en 1998.

La loma de Itagua, ubicada en el barrio Pilgarán, es muy buen mirador, los pobladores aseguran que se puede observar inclusive Cotocollao al norte de Quito. A orillas del río Cuvi existen aguas termales beneficiosas para curar reumatismo y sinusitis.